Ahora encontrándome con mis memorias en ese primer mes… puedo describirlo como “un mes de locos” un mes donde no sabes que hacer, donde te
tiemblan las rodillas y te estalla el corazón de tanto amor. Siento que este
fue un mes muy bipolar, desde las cosas que ahora son tan rutinarias como el
cambio del pañal en aquellos momentos son todo un acto lleno de protocolos, dar
el pecho puede tornarse un poco difícil, pero de eso hablaremos en otro post,
los cuidados básicos del recién nacido aun si ya te has formado o leído para
ello en la práctica y con tu muchacho es otra cosa.
La frase trillada que no vienen con
un manual es tan cierta…
Las hormonas están diría, que
bajando de la cúspide o sino en la cúspide todavía, pude llorar y reír todo al
mismo tiempo, recuerdo que las tardes eran muy nostálgicas, ver que mi día se resumía
a atender a mi bebe era duro, aceptar que ni siquiera me había dado tiempo de
bañarme, ahora que leo y comparto experiencias veo que no soy la única loca que
no se acuerda si se lavó los dientes ese día o que lloraba a cada rato.
Cuando somos primerizos pasan tantas
cosas, pones mal el pañal, te llenas toda de leche, las terribles noches de cólicos,
tu pareja esta modo zoombie, te levantas
cada 5 minutos para chequear que tu bebe respire, y miles de anécdotas que
recordaras con mucho amor como una Mamá en Pañales disfrutando todas estas
etapas totalmente naturales.
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